jueves, 5 de junio de 2008

Viaje hacia la pintura

El sábado me desperté sabiendo el día que me esperaba, sabía que tenía que ir a ver la exposición a la Boca, pero no me emocionaba la idea, nunca me interesó demasiado el arte. Después de comprobar que la exposición iba a abrir después de las 12:00hs y que no podía ir mas temprano convencí a mí hermana para que me acompañara. El viaje en el 152 me gustó mucho, conozco muy poco Capital y andaba contenta con mi guía FILCA cual turista, haciéndole preguntas a mi hermana. A la Boca fui una vez cuando era muy chica así que no me acordaba demasiado, lo asociaba con calles largas de empedrado, casitas pintadas de colores muy llamativos y como temas centrales el fútbol y el tango. El hecho que sea gallina de alma puede influir un poco en que el caminito no despierte mi interés.
Ni bien me bajé del colectivo noté un olorcito muy característico y me acerqué a la feria, ya que las ferias es una de las cosas que más me gustan de cualquier paseo turístico. Esta feria está al lado del puerto, también vi el puente viejo, que es muy conocido, en mi caso por fotos. Como imaginaba el escenario estaba dominado por el fútbol y el tango más que nada, retratos de Maradona, paneles de jugadores de fútbol y en es especial un panel de un equipo, atrás de un arco, pero éste era de verdad y estaba en la vereda. Había placas de tango y fútbol dibujadas para que uno posara poniendo la cabeza en un cuerpo dibujado, y se sacara una foto de a uno con Maradona (pintado) o con un tanguero, o de a dos para una tanguera y un tanguero. Parejas bailando tango copaban el caminito, muchos bares temáticos, estatuas de personajes famosos en algunos balcones como de Maradona, Evita, el “Che”, Gardel, con las cuales te podías sacar fotos… si pagabas, claro. Una estatua de Borges en una cafetería, con la cual uno se podía sacar fotos y hasta un doble de Diego Maradona de carne y hueso… con mucha actitud “maradoniana”, panzón y todo. Lo que me gusta de la Boca son los colores de las casas, que sean de varios y llamativos colores, hace de la Boca un barrio diferente al resto. Cada tanto alguno me pregunta de donde soy, ante mí respuesta “de provincia” muy pocos ofrecían venderme algo, su presa favorita son los extranjeros, los cuales aceptan precios mucho mas altos de los que puede pagar un argentino promedio.
El conventillo verde apareció casi de la nada, me costó un poco encontrarlo, ya que me había metido por otra calle y tuve que preguntar como llegar. En la entrada un cartelito que informaba que el conventillo verde se había hecho galería, en 1863, y se mantenía gracias a la cooperación vecinal. Ni bien entré me llamó la atención la música, que ayudaba a darle ambiente a la galería, y no pude etiquetar en algún género. La galería confunde porque a simple vista parece un lugar humilde, lo que no es, por lo menos del todo, el lugar donde se exponían las pinturas estaba muy bien cuidado, tenía ventanales altos con barrotes. La cocina del ex conventillo, por ejemplo estaba en uso y no en exposición, era un vestigio de ellos mismo, tenía obras de pintura, sino muchos afiches del “Che” o de Fidel y las cosas muy comunes de una cocina, pava, hoyas, etc. Había más de una exposición de pinturas, además de esculturas en la entrada del trompetista que ya habían comentado en clase y una con una guitarra pero sin nombre, la otra que comentaron en clase no estaba. La exposición de la otra pintora era muy linda, me dio la impresión de que era más realista que la de Celia Güichal, pintaba muchas escenas del caminito, también del puerto, del tango y alguna de bares.
La exposición de Güichal me gustó mucho, fue bastante contrario a los que esperaba, como dije no me interesa demasiado la pintura y más que nada fui a la exposición solamente por cumplir. Sus pinturas eran muchas del norte, de la Argentina y de otros países que comparten algunos elementos de la cultura, de sueños, utopías; los colores eran muy llamativos y lindos, algunos cuadros eran más marcados y realistas que otros; pero más que nada me dio la impresión de que en la mayoría había un elemento “oculto” que la artista esperaba transmitir al público, deseando que éste interpretara lo que la autora sentía. Por ejemplo una obra que se llamaba “Vértigo en Maimara”, me pasó algo muy raro, cuando la vi en la galería no me llamó demasiado la atención, no noté, hasta que vi la foto del cuadro en la computadora, que lo que simulaba ser el agua en el cuadro en realidad era una persona que parecía zambullirse entre los cerros, busqué Maimara y resultó que significa “estrella que cae”, tal vez la persona simbolizaba una estrella que cae.
“La Pachamama” me llamó mucho la atención, por los colores y el estilo con el que la había pintado y además porque cuando era chica leí un libro que contaba historias de aborígenes y de esa forma aprendí que era la Pachamama y como la homenajeaban los indios, los collas (en mi libro). La Pachamama es la Madre Tierra que protege y ayuda, para muchas culturas del norte, que creen en ella, la tierra es sagrada porque es parte de nosotros y nosotros somos parte de ella, la homenajeaban con un altar donde dejaban un poquito de comida, para que los ayude y alegre.
Otra pintura que me llamó la atención, por el contraste de colores, era “Hacía la liberación” y estaba dividida en dos partes; de un lado, tenía colores mucho mas llamativos y alegres, y los personajes estaban representados de la misma forma, era el lado “libre”; mientras que del otro lado todo era negro y gris, igual que los personajes, era el lado “oprimido”, que deseaban ir “hacía la liberación”.
Un tema muy recurrido en las obras eran los sueños y el viaje, en una pintura, “Regreso al hogar”, se veían una calle y más arriba, sobre las nubes, las líneas de un tren… que iba hacia algún lugar, pero en este tren los vagones tenían la forma de casas, de “hogares”, el viaje mismo era su hogar, es decir que el hogar no era un lugar en concreto, sino que cualquier lugar hacia el que fuera en su viaje sería su hogar. La pintora aclara que ella pinta sus sueños, que busca comprenderlos como mensajes de una voz sabia. Debajo de la pintura “La isla de la utopía” señala que “hace mil años que sueño”, claro las utopías son eso, sueños, lo ideal muchas veces, es casi una forma de salvación, un ideal al cual llegar, a veces usado para denominar lo irrealizable e inalcanzable.
Tal vez los sueños son una forma de viaje, una forma de encontrarnos a nosotros mismos y encontrar nuestro “ideal”, tal vez vivimos en un sueño, que es como nuestro hogar.


Por Florencia Colantonio (comisión 60)

3 comentarios:

Un embudo expresivo dijo...

Muy bueno che! Linda crónica. Más cuando no tuve la posibilidad de ir.
Aguante el blog.
Mariano

Integrantes: Clary, Ale, Vivi, Belén dijo...

hola.. muy buena la cronica, mientras lei me acordaba de algunas cosas q vi cuando fui yo y de la sensacion q tuve cuando fui porq a mi me encanta caminito, capaz debe ser xq soy de boca. tambien me gusta ir mucho a pasear por eso lados...

saludos

gracias x pasar x nuestro blog

Integrantes: Clary, Ale, Vivi, Belén dijo...

Hola Flor, me gustó tu crónica me transmitió todo lo que ibas contando. Yo cuando fui me gustó salvo el viajecito en el 152, que a la vuelta tardamos 2 hs ajaja ( me acompaño una amiga) asique al caminito de la Boca es para ir una sola vez o llevar a extranejeros o personas que no lo conozcan. Me gustó también el cierre de la crónica es punto de reflexión interesante, comparto tu idea.
Saludos, Clara " los transeuntes por el mundo"...